Tistán e Isolda
El proceso creativo consiste en una recreación del pasado, solo en parte consciente, cuya aparición surge de brechas en el inconsciente por las que escapan conocimientos telúricos que discurren en el subsuelo de nuestros pensamientos, en un nivel en el que el transcurso de los razonamientos nada como criaturas abisales en la oscuridad. Representamos arte por atribuir un sentido a la indiferencia.
No importa lo que pensemos ni el orden o sentido de nuestros sentimientos, somos piezas de un descomunal engranaje de indiferencia, si nada se crea ni se destruye el resultado final siempre es cero, la nada absoluta. Soy la aguja del reloj, siempre señalo las mismas marcas; he aprendido a girarlo para señalar siempre al medio día, el tiempo no pasa, la manecilla gira a la derecha pero la esfera a la izquierda. Para conocer se necesita ser, estar remeda ser; angustia existencial. Estar conlleva indefectiblemente a malestar y este a la esencia humana, la cultura. Los primates que lejos no aciertan a divisar el tránsito de ser a estar resuelven su permanencia en el ser por medio de la violencia, no alcanzan el malestar, no producen cultura. Al igual que un momento sucede a otro, el ser es una continuidad que no se cuestiona; desde que la humanidad es, ese ser consiste en ser alienada y en esa dimensión paralela se representa la tragedia infinita, la disonancia musical, la belleza de lo inesperado que bifurca la experiencia y el deseo que se revela del curso melódico al que se encuentra sometido.
En el camino vi una flor. Esa noche su recuerdo me impidió conciliar el sueño. Al siguiente día retrocedí para hacerme con ella, las espinas de su tallo me hicieron sangrar. La planté en tierra y la regué pero al arrancarla de su medio le había arrebatado la vida, lo que de ella quedaba era belleza efímera. Hoy la conservo seca, arrugada, su decadencia recuerda el color y el olor, la sorpresa de aquel día en mi camino, pero a condición de no poder tocar, si posara la mano en ella la corrupción del tiempo culminaría su paso convirtiendo en añicos su representación. La Voluntad entretiene a los vivos como la tecnología moderna entretiene a los humanos; es de sabios alienarse del entretenimiento para prestar atención, llegando a ser en el estar. Con el cincel doy forma al pasado, sin cesar, y nunca termino mi obra, siempre la represento, disfrutando el arte de practicarla, apenas mirándola, casi se hace sola. La vida nos da en préstamo este cuerpo para que a través de nosotros la consciencia evolucione, ese es el interés. La vida nos infunde de esperanza, nos plantea el reto de preguntar en la fe de alcanzar la paz. Se crean ficciones para escapar de la propia. Ha sentido mucho dolor, no sé si se lo han infligido o si lo ha sufrido solo; es muy subjetivo. En todo caso el resultado está lejos de ser inocuo, acarrea consecuencias. El menor de los males, la frialdad.
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