Química

Una empresa es un mecanismo que facilita el intercambio de valor. Las transacciones son las sinapsis del sistema. Occidente languidece, la cultura viene latina, la juventud africana, la demografía de la India y el poder asiático.  Es primera hora de la mañana y la claridad empieza a flotar entre las plantas del balcón. Hace un año colocamos una tela que tapase los barrotes de la barandilla para proporcionar intimidad respecto al edificio de enfrente; es blanca y tupida, de hecho es fuerte. Las plantas se las han arreglado para desarrollar espinas con las que rasgarla. Parece que su deseo de seguir al sol puede con el denso gramaje, además las plantas se alzan buscando el borde superior de la barandilla, como cuellos de jirafa. El poder del sol, es el Dios que marca el ritmo de la vida vegetal, de la primera versión biológica. Dios ha muerto. Por la tarde espero ir a la piscina; al igual que ayer, cientos de personas nos dispondremos en tumbonas orientadas al sol, como las plantas de mi terraza; supongo que fuimos vegetales, muy en el pasado, la naturaleza siempre es herencia y nunca desecha las evoluciones pretéritas aunque estén en desuso, sabe que nunca se sabe. Dios todo lo sabe, tiene el don de la ubicuidad, nos vigila, ordena y reordena. Dios había muerto. Vivimos la autoficción. Procrastinamos, si algo debe ser hecho, si algo debe suceder. Llenamos el hueco de este valle de lágrimas. La verdadera eficiencia sería completar el ciclo; nacer y morir de inmediato. La noche es venenosa. La noche es la maestra de la muerte. Por la noche las plantas de mi terraza consumen el oxígeno del ambiente y expulsan dióxido de carbono. De día fotosintetizan carbohidratos, la luz se hace vida, el carbono y el oxígeno. Somos organismos cuya fotosíntesis dura una vida para engendrar otras. La luz deja ver, la escritura deja ver, la historia deja ver, aprender deja ver, más. Lo escrito transforma pensamientos en acciones y estas se vuelven pensamientos, se escriben, se leen. Había llegado a esa edad en la que ya se puede ver la vida a través del retrovisor. Tener esperanza es poder imaginar un futuro en el que existe un lugar para nosotros. Tener fe es conservar en la memoria la esperanza. Leo un libro que me recuerda a la persona desorientada que fui; el que sobrevive a la melancolía es un ser eminentemente práctico, pero comprensivo. El hábito no hace al monje, son las rutinas, esperar la llegada de lo siguiente, en ellas está la fe, en su repetición la memoria, el recuerdo es ubicar el lugar de lo que ya no está, el hueco que deja el vacío de lo que siempre muda, en el medio de él nosotros, su mito. Dios ha muerto pero el culto vive. 

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