Hueco

 Las preguntas son la verdadera medida de la persona.  El conocimiento se abre camino al gobernar nuevas capas del caos; este nunca termina, solo se alcanzan cotas que superadas, ponen los contadores a cero y la lucha entre polos comienza de nuevo.  El hombre creó los caminos, al igual que en naturaleza existen pendientes que canalizan el curso del agua, la simplificación para avanzar, la doma del libre albedrío, el sometimiento de trasladar a los sujetos a comunidades que tienden a concentrarlos; la necesidad de estar acompañados y comunicarnos es la fuerza centrípeta que nos une en torno a un núcleo, cuya completa cohesión es imposible, al contrario, con la misma fuerza que atrae se crea un campo antigravitacional que divide la población en dos polos, la sociología de la fisión nuclear; el futuro, en cuanto a evento incierto, se predice o se gobierna, todo depende de la capacidad de cálculo y está, del control de los recursos que generan las reacciones primigenias.  La muerte es deja

 El fuego; su domesticación se considera un hito en la evolución humana, al ser aplicado a lo que va a ser ingerido cocina el alimento, eliminando parásitos y toxinas y aumentando su valor energético por una mejora en la facilidad de absorción de las proteínas y los hidratos de carbono. La acción combinada de ambos beneficios produjo una mejora de la salud y, a expensas de los depredadores, un aumento de la esperanza de vida. Como efecto colateral, y lo que en realidad resulta más interesante, el efecto del fuego sobre la preparación de los alimentos produjo un beneficio adicional sobre su digestión, lo que supuso un menor gasto energético empleado a tal fin y un incremento del tiempo libre empleable para otros menesteres, que unido a el mayor aprovechamiento de las propiedades nutritivas dispuso a un ser vivo en el ecosistema con una variante evolutiva decisiva, era él pero con más energía y más tiempo.  Pero hay un último elemento que el fuego trajo consigo y que ha pasado desapercib

 Todo es imitación.  Es por medio de la imitación de signos fónicos y escritos que situamos el contexto temporal de la existencia.  Él lenguaje es la manzana prohibida que al morderla, nos dio el acceso al sabor, que es saber que algo merece la pena porque pasa, lo bueno si breve dos veces bueno; por el lenguaje es que sabemos que hubo un pasado y presumimos un futuro. El beneficio de la meditación para las mentes atribuladas reside en que eliminan el lenguaje y su eterna narración que columpia la subjetividad entre el presente y el futuro, para de esta manera, desprovisto de referencias temporales, flotar en presente, el presente es un regalo; en el concepto del tiempo está  el germen de todo sufrimiento, en el tiempo se sitúa un sujeto, el yo, y a partir de ahí todos los  avatares frutos de la imaginación. En el silencio no hay imitación, se rompe el espejo y se ve la realidad.

 Tener hijos y asistir al vacío de su emancipación es como tener un mejor amigo exalcoholico, al que te unen infinidad de experiencias compartidas, que además es vecino tuyo y no puedes evitar percibir signos que de manera indudable te dicen que va a recaer y no sabes cómo afrontar la situación; por mucho que le digas que le quieres, que estás ahí para ayudarle, que no le vas a dejar solo, sabes que tiene que pasar él por ello, que lo que tenga que suceder, el sentido que adopte el curso de su vida dependerá de cómo afronte esa infinita soledad en la que vagará perdido en la inmensidad de los segundos, en el insondable presente del sobrio que desea desconectar del terror de ser él y nada más que él, y que todo eso no depende de eso que llaman la fuerza de voluntad, consiste en la mayoría de las veces en pura suerte, en el azar del canto de una moneda al caer.  Siento un gran dolor, solo la muerte puede aliviarlo, pero no puedo quitarme de en medio, no voy a hacerlo por ellos, pero tamp