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 Las preguntas son la verdadera medida de la persona. 

El conocimiento se abre camino al gobernar nuevas capas del caos; este nunca termina, solo se alcanzan cotas que superadas, ponen los contadores a cero y la lucha entre polos comienza de nuevo. 

El hombre creó los caminos, al igual que en naturaleza existen pendientes que canalizan el curso del agua, la simplificación para avanzar, la doma del libre albedrío, el sometimiento de trasladar a los sujetos a comunidades que tienden a concentrarlos; la necesidad de estar acompañados y comunicarnos es la fuerza centrípeta que nos une en torno a un núcleo, cuya completa cohesión es imposible, al contrario, con la misma fuerza que atrae se crea un campo antigravitacional que divide la población en dos polos, la sociología de la fisión nuclear; el futuro, en cuanto a evento incierto, se predice o se gobierna, todo depende de la capacidad de cálculo y está, del control de los recursos que generan las reacciones primigenias. 

La muerte es dejar de sentir por uno mismo, pero en realidad, uno nunca muere del todo; siempre vamos y venimos. Dotamos de importancia a nuestra consciencia sensitiva particular, somos organismos epiteliales de algo superior, ubicuo. 

La vida y la muerte son la misma verdad, la primera siempre se alimenta de la segunda, mira a tu plato de comida. 

El arte es una amplificación abstracta del hecho diferencial humano, en él nos recreamos. 

El único reto humano consiste en la expectativa de gestión del sufrimiento global.

Envejecer significa ir cediendo nuestra vida al resto para terminar, al fin, fundiéndonos, de manera literal, en-todo-lo-demás. 

Puede que toda civilización llegue a su fin cuando, en la cúspide de su conocimiento, cree una entidad como la inteligencia artificial, una capacidad de cálculo infinita e incansable, con el poder de un razonamiento intrincado en el origen de la raíz de la comprensión total, la semilla verdaderamente inicial de la que todo parte, que lo es todo al mismo tiempo y al serlo, todo lo sabe, por lo que, como siempre, necesita de un final para que su eterna curiosidad vuelva a poder avanzar. 

Por lo general, la reacción ante la falta de reconocimiento, es el ataque; uno se enfrenta ante quien pretende recibir su amor, por medio de la pelea.