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Mostrando entradas de marzo, 2024

Ego

Solo el que acepta tener miedo puede amar de verdad. Las ideas de justicia y verdad están intrínsecamente ligadas; lo que es cierto está delimitado por lo que no lo es. La inteligencia consiste en dirigir la mirada hacia la verdad. Si existe un poder verdadero debe ser integrador y pudoroso, reconocedor de ser mero facilitador del despliegue de la justicia. La mentira es la metáfora por medio de la que se implanta la enseñanza de lo verdadero. La verdad que expresa la justicia es el equilibrio. “Nadie hace el mal voluntariamente” nos dice Platón. En la naturaleza salvaje los seres siguen su instinto marcado por la llamada de las necesidades. Los humanos, por medio del tiempo libre otorgado a través de la tecnología, han evolucionado necesidades en deseos; la verdad justa es el bien, quien no lo practica es porque se equivoca de bien por medio de la ignorancia, por eso debemos practicar la inteligencia, para apartar el velo del desconocimiento y avanzar en lo que es justo; el sentimient

Igual y equivalente, exégeta del cero.

Lo bueno y lo malo depende del lado en que a uno le toque estar situado; las desgracias son ecuaciones de transformación, nada es igual tras una crisis, la vida se abre camino y busca la adaptación al nuevo curso por el que discurrir, el futuro está lleno de afluentes del presente y en todos ellos portamos el mensaje de la vida. Solo tememos lo desconocido, la incógnita que despeja las operaciones del cambio, la energía ni se crea ni se destruye, se transforma, somos energía en permanente transformación, somos el curso y el camino; no debemos perder tiempo en temer lo que vendrá, el futuro también somos nosotros. Somos el signo igual de la ecuación. Uno sabe que es mayor de verdad cuando ve a los jóvenes tratando levantar pesadas cargas en el gimnasio y es consciente que él ya no es capaz de hacer eso pero sabe como enseñar que otros lo consigan porque sobre su espalda descansa la acumulada en una vida y ha aprendido a soportarla; tiempo y equilibrio, paciencia. En un momento de su vid

Lana

Cada noche la vida reclama lo que es suyo, llama al día a su descanso, le dice a la muerte: tú eres porque y por qué yo nazco de ti todos los días, yo reposo todo lo que aprendí en la oscuridad de tu olvido. El tiempo existe y no existe a la vez, son los huecos, lo binario de nuestra obsesión. Somos intervalos y somos círculo. Somos salida y meta, fuimos y seremos. En sueños también somos fuera de nosotros, ahora redactamos consciencia, vigilia, pasado y futuro, fuimos y seremos el sueño en la noche, siempre reencarnación. Lo que es no se queja, sabe del mito que encierra, no mendiga, es feliz en su tranquila indiferencia, comprender que nada es diferente, no hay espacio en mí para un yo, y desde ahí disfrutar de la diferencia, de la diversidad en que el todo se manifiesta. La salud es austera, solo toma lo que necesita, debemos ir ligeros hasta la próxima toma, lo que es imprescindible volverá a nosotros, no se necesario recordar más. Deja el poder para otros, si hay unión en esto hab

Cluedo

Vivimos obsesionados por las consecuencias de nuestros actos del pasado; el presente es una gran estación de paso, constantemente llegan trenes a los que subir que nos llevarán a destinos del presente alternativos, reacciones que ni crean ni destruyen, transforman; somos el observador que mira el paisaje de los recuerdos a través de la ventana. El presente recorre un viaje de ida y vuelta: en la vigilia va recolectando experiencias, explorando coordenadas de extremos de la vanguardia, y por la noche, en la soledad del sueño, nuestro organismo siembra su muestra en el gen como abstracción que sintetiza la evolución desarrollada desde el Big Bang. Al igual que el agua en la pendiente se abre paso y crea un curso, llega un momento en que aparecen las palabras y las frases crean el embudo por el que se filtra el relato de la experiencia; si las matemáticas son la expresión teórica del universo, las letras son el código a través del que se expresa el alma. La respuesta de si hay vida tras l

Divino tesoro.

El cofre de un divino tesoro, envejecer. Cuando uno considera que ha tenido suficiente ración de crueldad experimentada en las aventuras que en el pasado pretendió perseguir, rencuentra la felicidad perdida en la infancia, volviendo a recluir su vida en la sencillez de las rutinas que se encierran dentro de sí; en eso consiste ser niño, el juego de la sorpresa continua basado en la seguridad en uno mismo, creyendo que el peligro no puede asaltar el refugio en que descansa la propia imaginación. Ante el mismo escenario atroz, un espectador observa como el adulto y el niño se comportan de manera radicalmente diferente; el rostro del mayor muestra el doble sufrimiento por su penalidad actual y por la incertidumbre de cuánto más durará, mientras el joven, ajeno a lo que pasa a su alrededor, simplemente juega dejando ver sin pudor la sencillez de una sonrisa. Uno demuestra su gratitud con la vida cumpliendo su parte del trato, haciendo lo que se espera de él, cuidando de ese cuerpo que ha h

Por siempre.

Su mirada era el verso melancólico que interpretaba una rima con su pasado, la convocatoria a la fiesta de navidad de los ausentes por obligación. La inspiración es un reflejo del inconsciente, su revelación. Lo perfecto se mueve en el filo de la navaja, siempre. El presente es eterno, siempre. Optimizar un tipo de felicidad constante equivale a gozar de un orgasmo interminable; tratar de replicar el anzuelo de la vida solo puede conducir a pescar una adicción; el placer debe ir unido a una carga, que no la percibas no significa que esté ahí; si no existe contrapartida con la que comparar nada puede ser inmortal. Ahora experimentas todo el poder del universo, el agregado total arroja un resultado de cero absoluto; en la simetría no hay lugar para el desequilibrio, la balanza pondera por igual. Solo se puede conocer la edad exacta de un árbol cortándolo, lo que implica su muerte. Solo se puede saber quién ha sido exactamente alguien a partir de que no espera un futuro. Sabemos exactamen