Igual y equivalente, exégeta del cero.

Lo bueno y lo malo depende del lado en que a uno le toque estar situado; las desgracias son ecuaciones de transformación, nada es igual tras una crisis, la vida se abre camino y busca la adaptación al nuevo curso por el que discurrir, el futuro está lleno de afluentes del presente y en todos ellos portamos el mensaje de la vida. Solo tememos lo desconocido, la incógnita que despeja las operaciones del cambio, la energía ni se crea ni se destruye, se transforma, somos energía en permanente transformación, somos el curso y el camino; no debemos perder tiempo en temer lo que vendrá, el futuro también somos nosotros. Somos el signo igual de la ecuación. Uno sabe que es mayor de verdad cuando ve a los jóvenes tratando levantar pesadas cargas en el gimnasio y es consciente que él ya no es capaz de hacer eso pero sabe como enseñar que otros lo consigan porque sobre su espalda descansa la acumulada en una vida y ha aprendido a soportarla; tiempo y equilibrio, paciencia. En un momento de su vida tuvo que elegir entre tener un gran capital o una gran experiencia; para el primero debería especializarse en transformar las necesidades de los demás en dinero para él, mientras que para la segunda dispondría de respuestas a las que llegar por medio de la formulación de las preguntas correctas tras numerosas equivocaciones. Escogió la experiencia porque le pareció más transformadora, mostraba el camino a seguir para alcanzar las posibilidades ocultas tras las capacidades. El capital y el dinero es conservador, defensivo, paralizador; la vida formuló de manera brillante su postulado genial de conservación: la muerte. Necesitamos tener esperanza en el futuro para vivir el presente, estar ahora es esperar, la experiencia en la paciencia, la esperanza es fe que demuestra que algo vendrá, porque eres. 

«Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera».

León Tolstói (Ana Karenina). 

Ante el miedo escapamos, peleamos o nos sometemos, no caben más respuestas y siempre es una de estas, es algo universal; sin embargo el humor es subjetivo e incluso cultural, es el sentido del humor lo que distingue al ser humano. Lo que equilibra la balanza no es la igualdad de los pesos sino las fuerzas opuestas. El sentido de las personas es habitar en medio de la ambivalencia, transitar lo binario. La paz mental que da la humildad es la piedra angular que sostiene el equilibrio en el que converge la sabiduría.

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