La rotonda

“A la gente interesante no tienes que demostrarle nada, lo ven todo por sí mismos.”

Mathilde Favier


Formaba parte de un mundo en el que la comunicación se ejercía por medio del burofax, necesitaba una reinterpetación del código en el que discurrían las conversaciones, una forma en que la precariedad no se manifestara en la soledad de una decisión; era el momento de buscar un amigo, alguien con quien charlar sin el imperativo de echar cuentas del dinero que nos estamos jugando. Me costaba acordarme del hilo argumental, supongo que sentía algo parecido a la interface de Google, empiezas a escribir algo en el hueco destinado a ello y el buscador hace como que no sabe lo que estás pensando, al igual que antaño los curas ponían cara de asombro después de la primera confesión. 

Un reproche es un inicio válido, si se trabaja lo suficiente puede llegar a ser un rencor. Civilizaciones enteras han surgido de rencores y mal entendidos. ¿Acaso no puede uno interpretar su vida a partir del vacío que ha ido creando a base de errores? Me parece legítimo, un presupuesto como otro cualquiera. 

La que sería sin saberlo el gran amor de su vida estaba enamorada de un joven de cabello rubio que le dijo que lo que le gustaba de ella era la belleza que expresaba cierta imperfección de sus rasgos, pues ahí radicaba lo verdadero del arte; a la postre, ese joven tuvo una existencia miserable y una muerte lenta y horrible; ese amor adolescente le enseñó al primero el significado del abandono, al igual que él se lo enseñó a la hermana de su cuñado, un joven rubio al que conoció en una sesión de tarde de la discoteca Punto 3. 

Sabes que el tiempo ha pasado porque escuchas el eco del karma, aprendes a oír ese tipo de sonidos. Llega un momento en que el resto no te interesa y disimulas, lees un braille subyacente. En cierto modo somos la memoria de otros, quizá solo seamos eso, es muy probable.

De regreso, el anciano es el hijo pródigo del niño, en el medio el hombre jugó a romperlo todo, a construir una ruina. No sabíamos que la juventud es una bola de derribo, de lo contrario nos lo hubiéramos tomado más en serio, o no. 

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