Nunca te abandonaré

Los argumentos extremistas ejercen un poder de seducción superior en las partes de la sociedad que viven en condiciones más precarias porque estas tienen una mayor predisposición a seguir teorías que propongan soluciones a sus problemas y les ofrezcan el ideal que desean identificando, además, a unos culpables de las circunstancias que les aquejan, es decir, disponen de una mayor predisposición, necesidad incluso, a creer teorías fantasiosas y alternativas que apelan a sus inmediatos movilizadores instintos y emociones y que representan una realidad ajena a una descripción razonada de los acontecimientos y esto es válido tanto para posiciones de izquierda o de derecha, ambas radicales. 

Solo hay un camino, pensar en el largo plazo, trazar una estrategia justa y viable para los presentes y los que vendrán y actuar en el corto, adaptando la táctica a los problemas que van surgiendo. Quien ejerza el poder debe ser un gestor de la justicia y de los intereses comunes, de la compasión, de la infancia, que es la incubadora del futuro. Debemos cuidar los unos de los otros, de nuestros hermanos del reino animal, de nuestro madre naturaleza. 

Nietzsche habla de la voluntad de poder, de aquello que subyace y subsiste, que está en nosotros, que somos transitorios administrando un usufructo que retorna para ser entregado a otros, en un flujo como el agua que transita de nubes a ríos y mares. El poder es la vida, es poder de sentir, de elegir, de gobernar. 

Nos adaptamos y nuestras elecciones del corto plazo van configurando el futuro que vendrá, moldean el poder y la vida y estos lo hacen entre sí alumbrando la evolución. 

Como dijo Benjamin Franklin, en la vida solo hay dos cosas seguras, la muerte y los impuestos. La vida es un proyecto de administración de poder cuyo rastro queda impreso en los genes, los renglones de la existencia, ese viaje circular que alguien corta, como si fuese una cuerda, para estirarlo desde un inicio a un final.  

En la vida también acumulamos poder, el capital y la influencia, que se genera por medio de múltiples proyectos; el poder que generamos para nosotros lo es a costa del de otros; el poder ni se crea ni se destruye, se traslada. 

Al igual que la vida con la muerte, el poder hecho capital debe pagar su tributo; nosotros desaparecemos como consciencia propia pero parte de lo que hemos sido, lo esencial, sigue en los que vendrán; los impuestos es el retorno del poder, del capital, que no debemos retener, que por diversidad evolutiva no puede ser acumulado en una estirpe. El eterno retorno necesita la diversificación, los huevos no pueden estar el mismo cesto. 

Los impuestos son al poder lo que la muerte es a la vida, la necesidad de renovación, lo contrario a la endogamia. 

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