Si me dices adiós.
No me quejo; soy como un can maltratado al que abandonaron y se encuentra en el canil de la perrera. Yo fui quien ejerció el maltrato sobre mí, yo fui el que no se cuidó, yo soy el culpable. Ahora curo de ese viejo que emprende el regreso del viaje de su vida. Miro atrás sin rencor, siento compasión del estúpido que fui; fue la ignorancia. Siento el daño que causé, no lo puedo remover, solo tengo capacidad de intentar no desviar la senda de aquí en adelante; sanar las heridas como el que da amor a ese perro abandonado que anciano se rencuentra con el amo que le quiere, con la madre que murió y dejó huérfano al niño. Fue Dionisio. La historia es poder, es un depredador que puede devorar, te dice lo que está bien y lo que está mal; la historia son toneladas de papel con el canon, es una coacción ideológica. En democracia, las formas lo son todo. Tener opinión propia y poder expresarla necesita de ser independiente y esto, de cubrir las necesidades; cuanto menos sean más libre ...