In paciente
La progresía discursa con nostalgia sobre el cambio climático y los derechos civiles pero sin pretender renunciar a la comodidad y seguridad a corto plazo de la vida burguesa; quiere ropa barata al instante, turismo, necesariamente masivo en transporte rápido, y alimentos fuera de temporada en cualquier momento del año; todos sueñan con ser millonarios pero señalan las injusticias del poder; ellos son en su conjunto el resultado del poder con respecto a otros más desfavorecidos.
Prueba a tocar lo que creen haber ganado con el sudor de su frente y verás su reacción, la misma que tiene el poder, si no se entrega se resiste, siempre existe esa tensión.
Ejercer un poder amplio requiere de control y adaptación a partes iguales.
La profunda realidad de la condición humana solo se nos revela por la comprensión de la ausencia, de aquello cuyo significado necesita del paso del tiempo para que adquiera entidad en nosotros.
Puede ser que se necesite toda una vida para construir una frase redonda.
Con los aforismos tejemos una conversación con nosotros mismos a lo largo del tiempo; alumbran al mundo una personalidad que en el presente nos resulta extrañamente olvidada. Nunca somos el mismo y, a pesar de eso, creemos reconocernos.
Es revelador que los pubs denominen happy hours al lapso en que uno puede evadir la consciencia; siguiendo el razonamiento, el resto del día sería una costosa sad life.
Dado que lo sensitivo es potencialmente mortal, aquellos seres realmente sensibles, inherentemente curiosos, que consiguen llevar una vida ordenada pueden resultar verdaderamente peligrosos.
Llegado el momento, esas personas aceptan que la vida es todo de lo que disponen y que esta, cuantificada en el tiempo restante, se puede representar como una cárcel y uno se ve como ese recluso que sumiso aprovecha el tiempo de esparcimiento haciendo paseos por el patio como largos de un nadador en la calle de la piscina de pared a pared.
Y aún así, como el monje zen, analizadas las alternativas, aprovecha para disfrutar del trayecto.
El tiempo, la paciencia, la supervivencia en definitiva, establece inesperadas alianzas.
La urgencia de la supervivencia se planifica mejor desde la paciencia y la rutina.
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