Tú = Yo
Todos vivimos como si nada pasase cuando en realidad no es así; la idea que subyace en que moriremos, que nada podemos hacer contra eso y que por más que nos aferremos al presente ignorando lo que pasará, el destino es inexorable, seremos naturaleza muerta, la total oscuridad.
Y a pesar de ello, de enfrentarnos a esa asesina invisible que es la vida, fingimos como que eso no va con nosotros, que la muerte solo atañe a los demás.
Es la certeza de este pensamiento, su conocimiento, lo que eufemísticamente denominan como la llegada del uso de razón a un niño.
Saber que lejos de ser especial, no eres más que otro a mayores, ni mejor ni peor, ni siquiera distinto.
Entender lo precario de esta realidad, al menos puede suponer un inicio, si bien, desde luego implica el final de la inocencia, también supone el clavo ardiendo al que agarrarse; esto es todo lo que tenemos, tomemos en serio estas cosas tan inservibles del amor y la cultura.
Fueron muy afortunados, se quedaron a mitad del camino, en un lugar indeterminado en el que todavía podían albergar esperanzas de que una solución mejor era posible
En esencia ese es el destino del viajero, la ensoñación que el paisaje a través de la ventana va revelando.
A algunas personas les invade una gran incertidumbre y desesperación, como paso previo al miedo y este a la activación de un modo de respuesta violento o defensivo, cuando perciben que todo va bien, porque instintivamente prevén que todo tenderá a empeorar.
Ajenos a la verdadera naturaleza de su inclinación por las drogas, los dependientes ignoran el atajo que estas significan hacia la liberación del monstruo del libre albedrío pues en su consumo simplifican de manera total la existencia en el trasiego entre abstinencia y satisfacción; la alternativa más efectiva seguida por los supervivientes al paso de la edad es el tránsito entre constantes rutinas. Todo adulto curtido en la experiencia es como un tiburón, especie prediluviana que descansa en el movimiento constante hasta que la energía llegue a su fin.
Me diluyo en las páginas que leo, cuanto más avanzo menos queda del que fui, sustituido por ideas nuevas que son sino reformulaciones de conceptos al estilo contemporáneo, qué es ser sino avanzar en la ola del presente hasta que sea pasado.
Hay un laberinto que estoy obligado a recorrer, el ovillo del camino de mi existencia, cosiendo con los demás el manto de cuyo extremo desconocemos si tendrá final.
Sé que la idea de trascender es pueril, que tras todo escritor con deseo de ser leído hay un ego disfrazado de divulgación introspectiva, publicar un libro es un tipo de postureo.
Algo que merece ser contado se puede divulgar por medio del ejemplo, lo que reduce los renglones a los hechos; la verdadera poesía está en la imaginación, en la fusión de recuerdos, experiencias y emociones en que un ser solitario puede soltar al viento como cometa elevada sobre aquello que no se puede tocar, saborear ni oler, quizá sí escuchar, como eco del latir anterior que mayeuticamente nos fue revelado.
En realidad todo trata a cerca de si en el presente se debe obedecer al pasado o al futuro, a los protagonistas de ambos y al resultado obtenido o previsible de sus actos.
La frustración se supera practicándola, con paciencia. A los abusones se les mata con una sonrisa. Siempre hay un mundo bajo el sol que espera por ti ahí afuera, sal, no te quedes siempre dentro. Hacer ejercicio y disfrutar de la luz al aire libre te protege e inmuniza.
Ser muy sensible, muy vulnerable, ser muy peligroso.
Disfruta de languidecer escuchando esa música que le rompe el corazón.
Temperatura templada, suave brisa del mar, la puesta de sol, gaviotas que planean entre masas de aire, olor a comida de las tascas; podría morir así, de hecho lo hago, a pocos.
Disfruto su llegada, la partida de lo que soy, dejar paso, hacer sitio, cada vez soy menos de este lugar.
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