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Si te sientes superado por lo contemporáneo seguramente tu tiempo haya pasado.
Me acostumbro a las rutinas.
En dos horas de guerra se aprende más sobre la vida y las personas que en cuatro decenios de paz.
De repente, si todo es urgente, si un sentimiento de precaria provisionalidad invade, nace también la esperanza de que un escenario alternativo y en paz es posible, de que un futuro que valga la pena espera por ti.
Los ideales de paz y democracia han sido impuestos a los salvajes por igual procedimiento al que estos siguen en sus disputas por el poder, la violencia. Así a sido el modelo del imperio romano, de las religiones y de cualquier estructura conceptual que utilizando la irrefutabilidad de la máxima del bien común y el auxilio al débil, desplegando por la fuerza la obligación inexorable de su imposición.
Así, al igual que en la batalla se hacen evidentes los atributos de los que sobreviven, en el gobierno del tedio son la mentes sutiles quienes subyugan al pueblo con idéntica violencia pero sin sangre inmediata; el imperio de la ley.
Puestos a fiarnos es mejor escoger a aquellos que han estado involucrados en situaciones sobre las que buscamos consejo. Ellos podrán describir los procesos y escenarios en los que intervinieron, pero la decisión sobre la que nos asesoramos debe ser nuestra.
Existe la verdad y también existe aquello que te gustaría fuese verdad.
La paciencia verdadera implica pilotar la gestión y la burocracia hacia los efectos.
Te entrego mi naturaleza, lo que soy.
La poesía trata de despojar la palabra de un destino infinito para entregar lo que una vez señalado se convierte en evidente.
La poesía nos hace divinos al reencontrarnos con nuestra animalidad.
Se puede probar la paz interior jugando a la muerte. Cierra los ojos y siente que has muerto, ya nada puedes influir sobre los problemas que de vivo te aquejaban. Siente la paz que así infunde la muerte.
Aunque tú no estés todo seguirá y las soluciones se abrirán camino, los problemas serán sustituidos por otros, todos aceptarán que ya no estás.
Yo soy el envoltorio del universo, su piel.
El futuro era esto y la vida ya pasó.
No se trata de quién es más fuerte sino de quién es potencialmente letal. Por lo general, el que sobrevive es letal.
La cultura es un sistema de creencias que configuran a priori respuestas al futuro organizadas entorno a rutinas que agrupan los pensamientos creando una liturgia comunitaria.
Lejos de reivindicar lo verdaderamente sublime de la humanidad, lo que destila el animal reflexivo cuya mirada cruzó la barrera más allá del horizonte, la batalla cultural se enreda en el folclore y la ortografía con las que reclamar su parte del terruño. Las personas son animales que sueñan trascender al nihilismo del terror a través del lema de libertad, igualdad y fraternidad.
Las creencias son inercias de las que debemos desconfiar con escepticismo.
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