La paloma sumergida canta zarzuela

Los individuos de la humanidad, lejos de aceptar su destino y continuar la senda marcada en el camino, se rebelan contra la inevitable inherencia de los acontecimientos que testarudos marcan desde un pasado que se pierde en la noche de los tiempos, la indiferencia impasible y, a su pesar, la llama de la esperanza prende cada noche en los sueños de cada uno, invocando el anhelo por trascender, por romper los barrotes de una existencia animal una vez que se ha vislumbrado la divinidad y su infinitud, negando el pago de los derechos de autor a la vida con su propia muerte, devolviendo lo que en su día nos fue confiado, una vez concluido el propio trenzado y regalando el hilo y la aguja que ya no vamos a volver a enhebrar. A partir de siete notas musicales se construyen universos musicales por medio de su codificación. Los números discretos no existen, en la realidad todo se gradúa como mareas que suben y bajan, mezclando la arena en la playa; son como la ficción del ego, una abstracción que aísla una porción a efectos de simplificar una realidad compleja e inabarcable. 

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