El interior.
Lo peor de disponer de verdadera libertad es que no puedes fantasear con todas las maravillosas cosas que harías cuando no dispones de ella.
La libertad lleva al caos con el que poder renovar el sueño de perseguirla.
La libertad es un azucarillo que se disuelve en la vacuidad del nihilismo.
La única viabilidad de vivir en verdadera libertad es la quietud de la meditación.
Esconder la llave de la libertad que la humanidad nos entregó, la que abrió la puerta de la animalidad y nos dio entrada en la toma de consciencia, enterrar esa llave por medio de la meditación al momento presente, al igual que hacían nuestros ancestros en el momento previo a romper el eslabón perdido en el curso de la evolución.
El motor del mundo no es ni el amor, ni el miedo ni el hambre. Lo que mueve todo es el deseo y la ignorancia.
La vida siempre es autobiográfica, la vida siempre es absurda. La vida siempre es hermosa.
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