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Mostrando entradas de diciembre, 2024

Pluma de ave.

Su verdadera personalidad, la del niño de temprana edad, se encontraba tapada por capas de experiencias, de adicciones, de café,  Todo a lo que aspira es a gastar el futuro que resta en el presente.  La belleza de la música le hace creer que merece la pena vivir la existencia de un ser triste como tributo a sentir un amor tan intenso.  El tiempo ha pasado, las cosas caen por su propio peso, las ideas vuelan, solo hay una ley, la de la gravedad. Nunca pregunté, pero todo apareció tras de mí, tanto me acerqué que le di la espalda. Por más que hubiera seguido escarbando solo encontraría el sitio en el que descansar. 

El interior.

Lo peor de disponer de verdadera libertad es que no puedes fantasear con todas las maravillosas cosas que harías cuando no dispones de ella.  La libertad lleva al caos con el que poder renovar el sueño de perseguirla.  La libertad es un azucarillo que se disuelve en la vacuidad del nihilismo.  La única viabilidad de vivir en verdadera libertad es la quietud de la meditación.  Esconder la llave de la libertad que la humanidad nos entregó, la que abrió la puerta de la animalidad y nos dio entrada en la toma de consciencia, enterrar esa llave por medio de la meditación al momento presente, al igual que hacían nuestros ancestros en el momento previo a romper el eslabón perdido en el curso de la evolución.  El motor del mundo no es ni el amor, ni el miedo ni el hambre. Lo que mueve todo es el deseo y la ignorancia.  La vida siempre es autobiográfica, la vida siempre es absurda. La vida siempre es hermosa.

Gemelo diferido.

¿A quién pertenece una vida? ¿Cuál es es el estándar que establece las condiciones mínimas sobre las que una vida debe imperativamente ser vivida? Por lo general, el derecho a una muerte asistida, lo que vine siendo un suicidio legal,  arrebatar a la naturaleza la decisión de qué grado de decrepitud de nuestro organismo es el suficiente para que nosotros optemos por sustituirla y elegir el nivel de capacidad óptimo y, por ello subjetivo, con el que seguir ejerciendo sus funciones metabólicas y, en definitiva, continuar sujeto al devenir del libre albedrío de la entropía, como decía, ese derecho a la muerte asistida se empieza a atribuir en la legislación a esos héroes de la cotidianidad a los que el infortunio les situó en el tiempo y lugar en que un accidente los tomó como actores principales.  Cuando los herederos de su legado biográfico les recuerdan, lo hacen por medio de un panegírico en el que justifican que la muerte asistida era la única vía posible para aquellos cu...