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Joler.

El poder hace de uno su esclavo. La vida, toda, es voluntad de poder. Unos ven la existencia como un sufrimiento, otros la abrazan como pura expansión.  Vale, mi punto es este: yo también veo esa fuerza inamovible de su camino; a cada día sigue su noche, las mareas, la necesidad de crear nuevas vidas, el big Bang en su expansión, etc. Yo no veo ni que sea una tragedia ni que haya que abrazarlo. La vida, la naturaleza, como voluntad de poder, es en sí, da igual como lo sienta o conceptualice el ser humano.  El tiempo no existe, solo es un presente continuo.  El tiempo solo tiene sentido desde la perspectiva humana, es la percepción del mudar de las cosas. Una percepción humana es un concepto, un concepto no es en sí.  Como diría el Tao: El que sabe no habla. El que habla no sabe. Ser es sentir a través de lo que es. Somos si prestamos atención. El tiempo es irrelevante.

Kiliántropo.

La expresión del gen,  la alfarería espartana de su potencialidad, ignorante acto de narcisismo, solo la compasión y entrega anónima a los demás seres lo puede sanar, vida Tetris, infinita soledad; ego, ADN, síndrome de Estocolmo; el libre albedrío, el velo que cubre la atención; ser por sentir es saber, es nada en todo, es algo.  En términos biológicos creo en el nihilismo; esto me llena de esperanza. Poesía por Bizum. Ser precoz implica morir pronto; algunos pueden ver en esto un problema; correctamente asimilado es una liberación. La defensa es declararse culpable. La mejor versión de uno es la autoparodia.

Vinilo, vi Nilo.

Recorriendo rutinas repetimos el camino, una y otra vez en círculos hacia un destino concéntrico, el eje del que parte la fuerza motriz expansiva, y en ese avanzar, aferrados a la inercia, ese carbono errante que somos, operando sobre esas extremidades virtuales en que se representa la consciencia intuitiva transformada en diamante, que en contacto con el surco iterativo del presente, reproduce el universal lenguaje de los dioses, la música.

Curioso furioso.

La vida es un código binario sofisticado y la humanidad es aquel que introduce la duda en su especulación.  Vivir o muerto, solo dos estados, infinitivo o pasado y futuro, sin embargo entre ambos, un universo diferencial de sentimientos y emociones. Ser ahí es cuántica existencial.

Fé de rata.

El dolor tiene una raíz común, el lenguaje en el que se manifiesta necesita márgenes en que aguantarlo, cuando los sobrepasa, la onda llega a la orilla, la rima cierra y da paso a otro verso.  El humano es la respuesta al padecer.

Fe de rico.

La humanidad es la mano que sintetiza la obra de Dios; el arte. Nosotros sentimos las emociones que provoca, esa es la celebración a la que se nos ha convocado en el teatro de la consciencia; nos leemos en los rostros y en los libros; espectáculo especular. Somos la duda del Todo. La fe es la evolución hecha palabra cuyo significado desconocemos.

Selectividad inducida.

El silencio evita luchas que pasan a ser con uno mismo.  El silencio y la soledad son batalla, incluso ofensa.  El mérito. Solo doy valor a un mérito, el silencioso y desapercibido.  Lo que entendemos por realidad solo es un espectro de su contradicción.  El esclavo ve liberación en la muerte.  Lo que es no admite alternativa.  Todo lo que no es puede ser.  El humano es un ser cuya función principal es la especulación.  Por ello es tan vulnerable al entretenimiento.  Para entender los límites donde confluyen las subjetividades, el concepto de la realidad, cómo remontarse, cómo perderse persiguiendo un origen; la desembocadura del río, la nube que descarga, el mar que orilla, lo que se evapora, las raíces que buscan.  El acierto requiere el error previo; se juzgan conductas; la validación se valida.  El activo más valioso es la capacidad de decidir. Todos podemos construir nuestra fortuna de libertad en este valle del determinismo....